El gruñido de nuestro perro ¿dominancia o comunicación?

 




El gruñido es una de las expresiones del mundo canino más extraordinarias. Tiene infinidad de matices y entonaciones además de ir acompañado de una amplia gama de muecas. Es muy importante conocer el abanico de posibilidades del que es capaz nuestro perro para que la comunicación sea efectiva y nos permita una convivencia en sintonía.

Existen teorías obsoletas, sobre el gruñido que lo califican como un intento de dominancia del perro hacia el humano. Esto es un error grave que puede tener consecuencias aún más graves. 

El gruñido es básicamente comunicación, un perro gruñe porque está expresando su malestar con una situación. El malestar puede venir motivado por un dolor, por miedo, por inseguridad o porque simplemente algo no le gusta o le incomoda.

Por lo tanto nunca se debe inhibir el gruñido en un perro porque dejaríamos de saber cuando algo no le gusta o le da miedo y por lo tanto no podríamos evitar esas situaciones o convertirlas en confiables si son imprescindibles como puede ser un cepillado.

Otro tema es considerar que nuestro perro si nos gruñe es porque algo no está bien en nuestra relación y por lo tanto lo ideal es que nuestro perro no se vea obligado a gruñirnos. Así que lo primero que tenemos que hacer es preguntarnos qué es lo que hacemos y cómo lo hacemos que a nuestro perro le asusta o le hace daño. 

Llegados a este punto debemos dejar de hacer lo que estemos haciendo e intentar otras alternativas pero nunca castigar o regañar porque nos gruña porque dejará de hacerlo y pasará a la siguiente etapa que ya es el mordisco. Normalmente el perro tiene intensidad de gruñido antes de pasar a morder, pero depende mucho del individuo. NO forcéis la situación para comprobar hasta donde llega, ni para grabar un vídeo gracioso, porque no lo es. El perro está sufriendo y mucho. Y además estáis rompiendo el vínculo que pudierais tener, que si os gruñe ya de por sí no es muy solido o podría serlo más.

¿Qué podemos hacer? En primer lugar , como he comentado arriba, dejar de hacer lo que estemos haciendo, en segundo observar todas las circunstancias alrededor del momento en cuestión para evitar repetirlas y en tercer lugar buscar alternativas.

Te pongo un ejemplo: vas a cepillar a tu perro y según te acercas a él con el cepillo en la mano empieza a recular, hacerse pequeño y gruñir. Es evidente por su comunicación verbal y vocal que no le gusta lo que piensas hacer. En este punto debes dejar el cepillo a un lado, sentarte y hacerle ver a tu perro que no vas a cepillarle que todo está bien que se puede acercar a ti. Un truco es tener premios preparados para ofrecérselos. 

¿ Por qué y para qué? Hacemos esto para recuperar su confianza en nosotros y para positivizar la aparición del elemento que le genera temor : el cepillo. En este caso concreto además por extensión, nuestras manos pueden convertirse también en el enemigo. Así que imagina lo importante que es trabajar en positivizar y darle la vuelta al momento del cepillado. No debería importarte lo que vayas a tardar en poder volver a cepillar a tu perro pero ya sin gruñidos y siendo una actividad que podáis disfrutar o por lo menos tolerar ambos y no os enfrente.

Cuando un perro gruñe algo no hacemos bien nosotros, para solucionarlos debemos de dotarnos de empatía y paciencia a raudales. Una convivencia en sintonía hay que trabajarla con altas dosis de empatía, paciencia y amor. Merece la pena y debemos además aprender a disfrutar del viaje hasta conseguirlo. 

Por supuesto si crees que no terminas de entender que quiere o no quiere o le pasa a tu perro contacta con una profesional que te oriente y guie en el proceso, será más rápido y evitarás posibles errores que lo hagan aún más lento.

Recuerda, el gruñido es comunicación, es una guía para poder llegar a una convivencia en sintonía.

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